En realidad esta etapa debería ser Arzúa - O Pedrouzo pero la alargamos para que la etapa final fuese mas corta. Entre Arzúa y Santiago hay unos 40 Km. estando O Pedrouzo a mitad de camino, pero tiramos hasta Labacolla que es donde se encuentra el aeropuerto de Santiago de Compostela y mas o menos el punto kilométrico 10 del camino.
Continuamos con los bosques de eucalipto que prácticamente ya no dejaremos hasta Santiago.
En algunos sitios hay ejemplares como este de arriba, enormes y altismos, a lo mejor tenía 500 metros, bueno..., algo menos.
Empezamos con niebla y adentrándonos por bosque cerrado, no m'almiro que en Galicia sean tan aficionaos a las meigas y a leyendas mágicas, estos parajes dan mucho juego.
A las dos horas o así se abre la niebla a un día como un sebo y empezamos a cruzar poblaos, algunos deshabitaos como el de arriba y otros mas habitaos como el de abajo.
Aquí un lugareño tiene su propio y próspero negocio en el que vende de todo, particularmente vende una empanada de bacalao y un Ribeiro tan dignos de peregrinaje como el propio santo.
A lo largo de todo el camino vas viendo hortales donde principalmente se cultivan estos cosos que podéis ver arriba, es como una col subida, al parecer es una variedad de berza que se usa para que coman los animales. Íbamos especulando sobre lo podían ser, que si serán Grelos, que si paice Col... En un momento dado MSC le pregunta a un señor "Oye, ¿que son esos palos altos con hojas en la parte arriba que hay por los hortales?, los estamos viendo por todos laos y no sabemos que son". La contestación fue digna de efemérides, va el tío y contesta: "maiz", claro tontos de nosotros, palos con hojas que va a ser mas que maiz. Desde la señora "cu-cu" no habíamos visto a nadie mas instruido en la fauna y flora rural gallega.
Por fin llegamos a Labacolla tras 30 kilómetros diandar pero no muy cansados y por eso por la tarde aún nos vamos a ver la pequeña iglesia de la localidad. Por estas latitudes los cementerios están al lado de las iglesias y los nichos de pared agrupados en columnas de un mismo propietario. Cada pequeño caserío de los concellos tiene su cementerio con su ermita y la gente es mas "fetichista" (por llamarlo de alguna manera) con este rollo de la muerte, decoran las lápidas con objetos varios que causan desazón a los que no estamos acostumbrados. Mañana a ver al santo.
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