Barranqueando pol Pirineo

Acabo de volver de pol Pirineo, aunque leo en el blog de Inde que la concentración en el Jabalí ha estado bien y el manifiesto de Fernando esta cojonudamente redactado, me dicen por otras fuentes que no ha habido mucha participación, si es así es una pena. Me tranquiliza por lo menos lo que me ha dicho Simón y ya me dijo Fernando, que seguramente la recuperación del monte será rápida.

Este fin de semana tenía yo una cita con lo desconocido, bajar un barranco con sus rápeles incluidos y he salido ileso que no es poco.

Tampoco había estado nunca en una casa rural y os puedo decir que es una cosa muy recomendable aunque en este caso jugaba con ventaja, la de ir solo con Miguel, mi hijo mayor. El resto de inquilinos iban todos con críos pequeños, mas pequeños, pequeñicos y el zafarrancho que ello conlleva, p'asustar pero pa no aburrirte, yo ya no me acordaba. Lo que se ve en estos casos es igual de digno de contar que una travesía.

Para empezar decir que la casa rural estaba muy bien y económica, situada entre Ainsa y Campo, la contrató con mucho acierto la Ana la "Bolola". Para saber mas podéis visitar su página.

Al estar Ana de por medio la intendencia ha ido algo (mas bien totalmente) mas orientada a la carne que al pescao. Aunque agresiva en el terreno de juego, lejos de los campos de futbol es persona afable y con capacidad para encajar las bromas, principalmente acerca de su género comercial, hemos estado tres días poniendo en duda si era suyo o de Chirriclán.
Arriba Antonio preparando el material pal barranco.

El día elegido para el barranco era el sábado e hicimos el "Furco", al lado de Broto, según Antonio (mi socio) por sus buenas características para principiantes. El caso es que lo primero (pero lo primero tal y como suena) que te encuentras en ese barranco es una cascada vertical de 25 metros para rapelar, o eso o te vuelves, y el neopreno es muy ajustado y no te puedes poner pañales. No se lo que Antonio entiende por principiante en este caso, pero pa no haber bajao nunca por una cuerda, ya vale l'anguila.

Ya noté yo algo con el cabrón que nos alquiló el neopreno, al saber que era principiante total, se me queda mirando de reojo y le pregunta a Antonio ¿A donde lo vas a llevar?.

Pa colmo no descubres si te atreves o no te atreves hasta que no estas colgao de espaldas al vacío y lo único que has hecho hasta la fecha ha sido practicar el día anterior en una pared de dos metros y sin agua cayendote por encima.

Que sepáis todos que Antonio te inspira confianza, esta muy preparado, es instructor de barranquismo con mucha experiencia y obsesionado con la seguridad.

Miguel en la poza del descenso del primer rápel, aquí perdí las gafas.

Consigo vencer el miedo y voy p'abajo como un campeón, todo de puta madre hasta que faltando un metro o menos me meto debajo de la cascada y el agua me tira las gafas, intentamos todos buscarlas buceando infructuosamente, a cascala mis bonitas gafas de Victorio & Lucchino. Lección primera: No se llevan gafas a un barranco.

No conseguimos que Miguel junior se fíe de bajar solo y baja enganchado con Antonio. Sin salir de esta poza a la que acabamos de bajar tenemos el siguiente rápel de algo menos de 20 metros pero ahora hay que esperar porque con el tema de las jodias gafas y enganchar a Miguel se nos ha adelantado un rebaño (igual eran 30) de franceses en excursión programada y saturan los puntos de bajada. Explicación: en cada sitio donde hay que hacer un rápel existen fijaciones en la roca hechas con argollas agarradas con tacos químicos, normalmente hay dos o tres de estas argollas en cada rápel pero tienes que esperar tu turno para hacer uso de ellas. Con vista hemos ido a una hora en la que presumiblemente los turistas que colapsan los barrancos estarían en la siesta pero este grupo se nos ha adelantado en pleno desarrollo. Arriba final del segundo rápel.
Todo esto hemos bajado.

Lección segunda: Que no se te adelanten grupos numerosos y menos extranjeros, que no entiendes nada.

Tras el segundo rápel todo cañon y piedras gordas pa sortear hasta llegar a una poza muy profunda a la que se accede de dos formas, o por un tobogán de vértigo o tirándote en un salto de 7 u 8 metros, elegimos el tobogán. Los gentilles alouettes ya llevan aquí un rato haciendo el oso en el tobogán, el encargao que los lleva les ha instalado una cuerda para que suban y bajen todo lo que les de la gana y con nuestra llegada toca replegar. El encargao habla con Antonio para correjirle no se que aspecto de cuerdas y mosquetones, debía ser hijo de Verdolé, mucha sabiduría y calzaba maripís pol barranco.

Sacando pecho pa impresionar a los franchutes.

Para tirarte por el tobogán te tienes que descolgar un par de metros hasta el inicio del mismo por una cuerda instalada al efecto. Que nadie se piense que esta bajada es como las de los aquapark de la Costa Daurada, es totalmente natural y te retuerce el cuerpo hasta empotrarte contra el agua, la entrada es bastante mas brusca pero dan ganas de repetir. Aquí si que Miguel junior no ha tenido ningún problema en bajar, incluso quería ir hasta la piedra para saltar los 8 metros pero no le he dejado, había que ir a gatas por una cornisa para llegar al "trampolín".


Esperando a que las alouettes levanten el vuelo pa bajar nosotros.

Bajando hacia el tobogán.

A la salida de esta poza se encuentra el siguiente y último rápel, mientras Antonio instala la cuerda no se me ocurre otra cosa que mearme en el neopreno (decid lo que queráis pero me meaba muchismo), craso error, luego os explico.

Este rápel es también muy largo, mas de 20 seguro, hace una tripa y se mete en la parte de abajo con lo que desde arriba no ves lo que pasa. Antonio me había dicho que en cuanto tocara el agua me saliera hacia el centro de la poza para verme, pero se me olvida y me paro a desmontar el "ocho" (la pieza que hace que bajes) para dejar libre la cuerda. Antonio se impacienta y le obligo a salir hasta donde se desploma la pared a ver si me ha pasado algo. Pa colmo al empezar el rápel he soltado la mano derecha de la cuerda (acción muy peligrosa) y casi le da un infarto.

Lección tercera: Haced caso total a todo lo que os diga el encargao.
Tras este último rápel otro pequeño pero matón tobogán, saltos por las piedras y a salir del cañon.

Salimos a la carretera cerca de Broto y hay que subir andando a por el coche, para ello hay que quitarse ya el neopreno y aquí es donde se notan las consecuencias del pis. El neopreno no lo deja salir y es lo mismo que si te hubieses meado encima al sol, hueles tu y el traje, ya de por sí huele cuando te lo quitas pero de esta forma bastante mas. La sentencia de mi hijo: ¿Que esperabas pues meándote? ¿Que goliese bien?

Lección cuarta: No te mees en el neopreno.

De vuelta paramos en Jánovas, el famoso pueblo del pantano tan nombrado por Inde que hasta es autora de un libro sobre tan desafortunado asunto: "JANOVAS víctimas de un pantano de papel". Paramos para lavar los neoprenos en el rio Ara y aprovecho para darme un baño y quitarme ese olor a goma meada, el lugar del baño es cercano a las ruinas de lo que parece un puente. Hay mas gente bañándose y el lugar es tan fascinante que hasta hay unos catalanes que reconocen que les gusta mas este Pirineo que el suyo.

Terminamos tomándonos una caña ¿y donde?, pues en Boltaña que paiso pega.

Volvemos a la casa rural y esta vacía porque los demás se han ido a ver el Cañon de Añisclo y no han vuelto todavía. Cargados de crios pequeños y con una pila de kilómetros por carreteras reviradas y de dirección única vuelven algunos descompuestos, mareados y con cacas. Manuel Camblor planta bandera con una cagada antológica aunque a lo largo de estos días ha tenido fuertes competidores, por ejemplo el chico y la chica de Antonio (Jaime y Daniela), resulta inexplicable que de esos cuerpecicos salga eso y encima les encanta que lo veas.

El domingo día de relajación, nos vamos todos a ver Campo que esta a unos 10 u 11 Km. En Campo se hace mucha actividad de aguas bravas (rafting, piragua, hidrospeed...) ya que el rio Ésera dispone de caudal para ello todo el año. Hoy habia gente haciendo practicas de volcar la piragua y remar contra corriente.

Esperábamos haber subido a la Peña Montañesa que no es de mucha dificultad pero es muy larga, cuatro horas o mas de subida, pero lo dejamos para otro día que no teniamos ganas de madrugar, ya cairá ya.

Gracias a todos los compañeros y compañeras de este fin de semana, lo hemos pasado muy bien, habrá que repetir. Ya sabéis que no os tenéis que preocupar por los almuerzos ni por la mayonesa.